miércoles, 21 de octubre de 2009

Cuestion de principios

Con el inconfundible sello del Negro Fontanarrosa, esto es: sencillez, humor, creatividad y un final ajeno a nuestros pronósticos, el cine nacional recrea una historia bien argentina, de esas que pululan diariamente en cualquier pueblo o ciudad de un país acostumbrado a que la corrupción sea moneda corriente. Pero, a la vez, opone una reivindicación hacia aquellos hombres y mujeres que se resisten tenazmente a formar parte de la ecuación: honesto: estúpido. Es precisamente el rol que le toca a un grande del cine nacional como Federico Luppi, que se debate en esa lucha moral que abarca, justamente, a los que son tentados a disfrutar de los placeres sin costo alguno. ¿Una vendetta de ciertos valores que luchan por sobrevivir? Puede ser, pero también el ingenio para saber mantener la esperanza. Es como la soga que llega a tiempo para rescatarnos de las arenas movedizas. Enormes actuaciones (hay varios extras rosarinos), cuya otra cabeza es nuestra querida Norma Aleandro. La recomiendo.

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