martes, 26 de abril de 2011

Halley

Se me murió un bello y viejo amigo.




sábado, 16 de abril de 2011

Asado

Esa bruma que te empaña
no es bruma
es humo
cómplice
mentiroso
que sólo busca simular
proteger
tu impudicia de mostrarte tal cual sos
con tus carnes
descarnado
desafiante
incitando a comerte todo
con tus huesos
con tu precio
que ha trepado por las nubes
negándonos
el deseo de poseerte
como
se merece
una mujer bella.

martes, 5 de abril de 2011

Mi Calle

Era tan cortita, que hasta los consquistadores del barrio San Martín no la incluyeron entre sus tesoros. Ocurre que, ante la prestancia del boulevard Los Granaderos, la pobre quedaba reducida a cenizas. Sin embargo, para nosotros sus moradores significaba, nada más ni nada menos, el obligado trayecto a casa. Además, su nombre no remitía a ningún héroe nacional lo que le daba su marcado carácter de enigmática. Y para los taxistas que se precian de escudriñar cada centímetro de la ciudad, ningún nomenclador la tenía entre sus páginas.
Entre sus vecinos supimos saborearla caminándola, empecinados, una y otra vez. Uno hacía unos pocos pasos y las históricas veredas nos conducían al límite de su continuación, dándonos la ilusión de haber recorrido buena parte de la geografía cordobesa.
Como olvidarla, si un retoño de vida de estudiantes transcurrió en ella.
Hoy su nombre fue reemplazado por el de no sé qué poeta alemán. Pero quién de todos los que supimos amarla podrá dejar que la inquisición arquitectónica del nuevo milenio nos obligue a borrar el recuerdo de la calle Unión.

lunes, 4 de abril de 2011

Las cosas por su nombre

Con el tiempo, pude sacarme de encima esa atadura que nos inmoviliza, ya sea por cobardía, prejuicios o quizás por formar parte de nuestra propia estructura psíquica. Me refiero a lo que llamamos eufemismo: es decir, dar un montón de rodeos para no poder decir las cosas por su nombre. Justamente, para ir al grano, quiero manifestar con todas las letras que lo ocurrido ayer (y el domingo pasado en Buenos Aires) se llama, sin eufemismos, coartar la libertad de prensa. O sea, impedir que la gente tenga libre acceso a la información. Y que constituye el verdadero sentido de lo que llamamos libertad de expresión: un derecho al que ninguna causa -por más justa que sea- puede restringuir.
¿Se imaginan la reacción de los autobautizados campo nacional-popular si este atropello hubiese ocurrido en tiempos del innombrable presidente riojano?

sábado, 2 de abril de 2011