sábado, 30 de julio de 2011

miércoles, 27 de julio de 2011

Peor es no intentarlo

El hecho de que alguien se atreva a tratar de explicar este país (hablo de Argentina, por si está distraído mirando a Tinelli), es todo un valiente y un iluminado. Si, además, quién lo intenta es alguien de esta talla, vaya pidiendo fiado en la librería más cercana.
Todos los títulos reflejados en la tapa del libro son un esfuerzo titánico de un periodista-escritor brillante, de altura, que para males de los gobiernos de turno (en este caso, del kirchnerismo), jamás se dejó cooptar como intelectual orgánico - según una de las categorías gramscianas-.
Dele nomás, junte unos mangos y súmese al esfuerzo de Caparrós. Le aseguro que seguirá sin entender ni jota como somos, pero juro que sus nietos sentirán orgullo por su intento.

jueves, 21 de julio de 2011

Pirincho

De algo estoy seguro: el hombre era un eterno desconfiado. Sobre los bancos, habrá dicho: después de lo del Corralito, a mí no me agarran más. O quizás, se acordó de algún ministro de Economía que predijo: el que apuesta al dólar pierde. Puede ser también que no confió en ningún familiar, menos en su colchón Suavegón. O, simplemente, iba de gran festichola sin que su mujer lo supiera.
Como bien decía el tango: "Cuando te pille la muerte...".

lunes, 4 de julio de 2011

Asco

Recuerdo que meses después de cumplir los 15 años River se coronó campeón argentino, cortando una racha de más de tres lustros. Ese mismo año, presencié personalmente como la Pepona Reinaldi le daba al Millonario el bicampeonato en el último minuto de juego. Con el correr del tiempo se me hizo costumbre los logros deportivos: gocé y sufrí como un hincha los triunfos y sinsabores de mi equipo favorito. Hasta que una helada tarde de julio, precisamente ayer, terminé de comprobar (caray, cómo si hiciese falta) que en este país ser poderoso es sinónimo, definitivamente, de impunidad. Y el no castigo discrimina, y la discriminación irrita, y el enojo concluye en sentimientos de asco.
Algún pensador dijo por ahí que, en términos de salud mental, hay dos tipos de nostalgias: una agradable y otra perjudicial. A esta altura de la vida, prefiero mirar hacia adelante...