jueves, 23 de abril de 2009

Cruel en el cartel...

A ver, pongamos las cosas en claro: ni se les ocurra pensar que hago propaganda por este señor con cara de pocos amigos que muestra el afiche. Mi intención es mostrar cómo la imagen política, en tiempos de elecciones, ha suplido definitivamente a las propuestas concretas (en realidad, no sé si desde 1983 existió alguna vez) Analicemos este caso puntual: "Pocas palabras, hechos concretos" ¿Qué diablos significa tal cosa? ¿Qué la figura de Touriño nos remite a un paladín que denunció la corrupción en tiempos del gobernador Eduardo Angeloz? ¿Que votándolo ahora la gente se asegura que no dejará títere sin cabeza? Me sigo preguntando: ¿Cuáles son sus ofertas para poner coto o resolver el flagelo de la inseguridad? ¿Se resuelve el tema bajando la edad de imputabilidad de los menores en riesgo? ¿Qué piensa hacer para evitar los despidos en las fábricas? ¿ Cuál es su posición respecto a la deserción escolar?
Este ejemplo se extiende a la amplia mayoría de candidatos que pululan por esta bendita tierra argentina. En verdad, estoy asqueado de observar tantos rostros felices y sonrientes cuando hay miles de personas indigentes o sin un laburo fijo. No quiero pocas palabras, quiero muchas, muchísimas, que me (nos) explique que mierda hará la clase política para que nuestro país sea lo menos injusto posible.

lunes, 20 de abril de 2009

De puro honesto

En un mundo plagado de hipocrecías, mentiras y cambalaches, existen tipos que se animan a mostrarse tal cual son, sin importarles un carajo sin gustan o no. En este caso, me refiero al maestro Joaquín Lavado, nuestro amado "Quino", que, resuelto a no engañar a sus cientos de admiradores (como yo) decidió suspender sus virtuosos chistes gráficos con la excusa, según propias palabras, "de evitar repetirse". Es decir que el padre de Mafalda se tomará unas pequeñas vacaciones, hasta que su mente resuelva que aún hay un montón de historias ingeniosas que nos quiere contar. Tómese el tiempo que quiera, maestro...

jueves, 16 de abril de 2009

Lanata


Jorge Lanata volvió a la TV (Canal 26, 21,30 hs), y es una muy buena noticia. Con un formato dinámico, adaptado a las urgencias de algo más de media hora, el creador de los diarios Página/12 y Crítica de la Argentina centra su programa diario en el tratamiento de temas que hoy (supuestamente) son de interés para la gente: Elecciones legislativas, Dengue, corrupción, etc.
Y lo hace con su estilo de siempre: inquisidor, verborrágico, buscando desnudar lo que, a mi juicio, hay detrás de cada información; tratando de contar lo que otros medios ocultan. Me gustó la entrevista al ministro de Justicia, Aníbal Fernández, y acuerdo con él en que lo importante es que la gente descubra por sí misma las intenciones y perfil del entrevistado, y no que la misma se transforme en una "pelea en el barro".
Lejos de idealizarlo, creo que el trabajo periodístico de Lanata se acerca bastante a lo que pretendo de un buen periodista.
Bienvenido Gordo al mundo de la imagen. Ojalá que dures más que en otras oportunidades.

viernes, 10 de abril de 2009

Muro a la verguenza



Tenía que suceder, finalmente. Sonó tan descabellada, tan discriminativa, tan hipócrita la idea, que uno termina relajándose por este epílogo. Hay muchos, muchísimos argentinos que aún creen en recetas mágicas para neutralizar la inseguridad que ellos mismos ayudaron a crear, mirando para otro lado o usufructuando del momento político-económico mientras cientos de trabajadores perdían sus fuentes de trabajo.
Aunque no nos (les) guste, este es otro país: desigual, precarizado laboralmente y muy injusto en términos de oportunidades.
Es una excelente noticia. Nos debería avergonzar su génesis.

martes, 7 de abril de 2009

Justicia

Son ese tipo de noticias que a uno lo reconcilian con la justicia; que, más allá de no estar involucrados personalmente o de ser una víctima directa, nos hace muy felices. Son aquellos gestos en que la vida, como diría el Nano Serrat, "nos besa en la boca". La democracia del nuevo milenio le asesta un nuevo golpe a estos personajes que, en los fatídicos años '90, gobernaron Latinoamérica con toda la impunidad a cuestas. Se hizo justicia.

jueves, 2 de abril de 2009

Un año sin Lacolla



Hace un año atrás, Enrique Lacolla fue despedido del diario La Voz del Interior porque decidió escribir una columna crítica sobre los reales motivos de la gente ligada al campo en su recién iniciado conflicto con el Gobierno. Hay que recordar que el matunino cordobés pertenece al grupo Clarín, que, según parece, se molestó bastante por los dichos de Lacolla si tenemos en cuenta su enfrentamiento con las huestes kirchneristas.
Años atrás, tuve oportunidad de entrevistar al prestigioso periodista para que me iluminara sobre el conflicto árabe-israelí, pudiendo comprobar su brillante percepción sobre los hechos políticos que conmueven al mundo, y, por sobre todo, su honestidad intelectual.
Como corresponde, ningún medio porteño se hizo eco del tema, a contramano del barullo que sí mereció el despido del periodista Nelson Castro de Radio Del Plata.
Transcribo la nota completa, en su momento censurada por La Voz:

LA SEDICIÓN DEL “CAMPO”

La insurrección sojera revela la necesidad de contar con una política de desarrollo integral para el país.

2008-03-27

Por Enrique Lacolla

La rebelión de un sector del campo contra el grueso de la sociedad, puesta de manifiesto por las concentraciones de esta semana, es expresiva de un viejo problema argentino: la irreductible hostilidad de la clase alta a toda redistribució n del ingreso que remotamente afecte sus bolsillos, y a la inconsciencia y el seguidismo de un buen sector del medio pelo porteño y de los productores rurales medianos, incapaces de diferenciar sus intereses de los de la Sociedad Rural y atentos sobre todo a los réditos que deducen de unas explotaciones que representan una escasa o nula inversión tecnológica y que, amén de no concentrar mano de obra, suponen un grave peligro ecológico que, si no es atendido con cuidado a través de la necesaria rotación de los cultivos, arriesga destruir la feracidad de nuestro suelo.

El papel de estos sectores es servir de ariete seudo popular para exteriorizar una protesta que, en el fondo, deviene del modelo sistémico impuesto por el neoliberalismo, que a partir de 1976 barrió con la mitad de los productores agropecuarios, permitiendo la recuperación, por la oligarquía y las transnacionales, de inmensas cantidades de terrenos, que antes habían sido un modelo de producción de alimentos, “para reemplazarlos por un modelo factoría productor de forrajes baratos para la exportación”, como expresa la declaración del Movimiento de Campesinos de Santiago del Estero. Que este “detalle” no haya sido asimilado por los productores de la Federación Agraria dice mucho de la miopía a que induce la ignorancia de la historia.

No voy a solidarizarme a pleno con el gobierno, que ha dejado tantos frentes abiertos por su inhabilidad para atender a los reclamos de los pequeños productores y por su actitud de dejar hacer ante la exteriorizació n de las protestas ilegales que comenzaron con los cortes de ruta protagonizados por los piqueteros “paquetes” de Gualeguaychú; pero el aumento parcial de las retenciones es parte de un intento –positivo– para desalentar el monocultivo de la soja transgénica forrajera.

Ambigüedad

El problema reside, sin embargo, en la ambigüedad de la política estatal, que no termina de romper con el modelo neoliberal que asignó a la Argentina un papel de proveedor de alimentos de baja calidad explotados por los lobbies transnacionales y terratenientes. Esa política no se determina a transferir parte de la riqueza generada por ese diseño productivo primario a la construcción de un país integrado y basado en la tecnificación y diversificació n del campo y en la recreación y potenciación de la industria nacional, la única que puede terminar con el desempleo y poner al país en un pie de igualdad tecnológica con los países desarrollados del mundo.

Es difícil que una actitud semejante sea asumida por el gobierno, sin embargo, debido a una ambivalencia ética que le permite hacer coincidir, por ejemplo, la entrega de los yacimientos de la cuenca del Golfo de San Jorge, en Santa Cruz, con un discurso nacionalista que nunca termina de encarnarse en actos y en programas que pongan las cosas en claro; que diseñe un proyecto nacional y que designe a los enemigos de este.

Sin embargo, creo que en este momento es importante recalcar que, pese a sus defectos, el gobierno de Cristina Fernández está consagrado por una abrumadora mayoría electoral, que se configura como la única autoridad nacional legítima y que el Estado debe hacerse respetar frente a las fuerzas que, de una u otra manera, han encarnado el proyecto neoliberal repudiado por la masa del país. La cabeza política más visible de la oposición parece estar dispuesta sin embargo a recabar el apoyo de los más distinguidos personeros de ese proyecto. Resulta chocante, en efecto, que Elisa Carrió, autoerigida en arquetipo de la autoridad moral en el país, pueda asociarse a nombres como los de Mauricio Macri y Ricardo López Murphy, expresivos de ese modelo, y suscite además las simpatías del menemismo y el cavallismo.. .

Estamos en presencia de un intento de desestabilizar la situación política que puede estar dirigido, inclusive, al derrocamiento del gobierno. Muchos de los participantes de la manifestación nocturna del martes pasado, hasta cierto punto orquestada por la televisión privada, deben haber pensado en reeditar la pueblada del 19 de diciembre de 2001. No toman en cuenta, sin embargo, que por entonces se estaba en un país envuelto en una auténtica crisis, mientras que hoy ésta es artificial y determinada por un lock out patronal derivado del apetito por una mayor apropiación de las ganancias. La diferencia es esencial y pone un límite a la protesta. Esta sólo podrá prosperar si el gobierno nacional depone sus responsabilidades y no articula una respuesta. Es hora de que la encuentre.

miércoles, 1 de abril de 2009

Alfonsín


Suena a exageración sostener que fue el "padre" de la democracia o a simplificación recordarlo como el causante de la hiperinflación. Yo prefiero opinar que fue un hombre profundamente democrático, de raíces muy humanas, reformista de la centroizquierda, al que le tocó conducir la transición post dictadura en un contexto de país endeble institucionalmente, bajo fuertes acosos militares, sindicales, políticos (la UCR era minoría en el Senado) y de los grupos económicos que pugnaban por sostener su proyecto liberal. Aún así, el ex presidente Raúl Alfonsín impulsó el juicio a las juntas del horror represivo (único caso en América Latina), intentó democratizar los gremios burocráticos del peronismo y privatizar algunas áreas de producción estratégicas pero conservando el Estado la mayoría accionaria (un rasguño para lo que vino después). Las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y el Pacto de Olivos son, para mí, los puntos débiles de un gobierno preso de su momento histórico. De lo que sí no tengo ninguna duda, es que se trató de un político que no usufructuó el poder para enriquecerse. Demasiado, en estos tiempos de tantas preguntas sin responder.