jueves, 28 de junio de 2012

SUELDO

Aquella esperanza que cabía en un dedal
aquella alta vereda junto al barro,
aquél ir y venir del sueño,
aquél horóscopo de un larguísimo viaje
y el larguísimo viaje con adioses y gente
y países de nieve y corazones
donde cada kilómetro es un sueño distinto,
aquella confianza desde no sé cuándo,
aquél juramento hasta no sé donde,
aquella cruzada hasta no sé qué,
ese aquél que uno hubiera podido ser
con otro ritmo y alguna lotería, 
en fin, para decirlo de una vez por todas,
aquella esperanza que cabía en un dedal
evidentemente no cabe en este sobre
con sucios papeles de tantas manos sucias
que me pagan, es lógico, en cada veintinueve
por tener los libros rubricados al día
y dejar que la vida transcurra, 
gotee simplemente
como un aceite rancio. 

                                          Mario Benedetti