jueves, 25 de septiembre de 2008

A una vida sin drogas

Soy muy feliz. Ayer miércoles, 24 de septiembre, mi hija Agustina terminó su tratamiento por consumo de marihuana. Fueron casi tres años de convivir con una experiencia inédita, dura y que requirió de enormes esfuerzos personales y familiares, especialmente durante sus comienzos. Con mi esposa Beatriz no dudamos en priorizar su salud y nos sumergimos, ciegamente, en las aguas cálidas y contenedoras del Programa Cambio, a cargo de un grupo de terapeutas sensibles y de mucha experiencia en la temática de jóvenes drogadependientes. Sin ellos, y sin la valiosa entrega del resto de los padres, nos hubiera resultado harto difícil de sobrellevarlo. También mi hija Florencia, sacrificando sus tiempos personales, fue una columna amorosa y firme para que su hermana emergiera orgullosa a una vida sin drogas. Igual que todo un hermoso grupo de familiares y amigos, entregados por completo a un tratamiento que, al ser de carácter familiar, nos ayudó a reformular la vida frente (y junto) a nuestras hijas.
Hoy Agustina es una chica mucho más firme y madura en sus convicciones, no es la misma de hace 3 años. Nosotros, sus padres, tampoco.

2 comentarios:

mjacobo dijo...

Los felicito y me alegro por todos Bochi.
Un abrazo,
Marco Jacobo

bochi dijo...

Gracias Marco, sabemos de tu preocupación por la Agus. Ya está, otra etapa quedó atrás, es parte de la vida misma. Tenemos que comprender que nadie está exento de que las cosas ocurran. En el caso de un hijo, es cuando el amor se hace infinito. Besos para todos (uno grandote a Judith), los queremos mucho.