jueves, 11 de junio de 2009

Lo bueno, lo malo y lo feo

Lo bueno: Finalmente, luego de casi siete años de iniciarse la investigación, fue condenado el mediático cura Julio Grassi, acusado de abuso y corrupción de menores. Se hizo justicia, a pesar de todas las trabas y amedentramientos ocurridas durante el largo proceso judicial.
Lo malo: Grassi seguirá en libertad. Es más: podrá seguir visitando la sede central de la Fundación Felices los Niños que él preside. Es increíble y dolorosa esta concesión, discriminatoria respecto de los miles de condenados por delitos similares que pululan en las cárceles argentinas y, muy especialmente, por seguir en contacto con los chicos donde se produjeron los abusos sexuales.
Lo feo: El sugestivo silencio de la jerarquía católica.

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