jueves, 6 de noviembre de 2008

País en la mala senda

Esta crónica policial, una de las tantas que se multiplican por estos días, quizás pasaba desapercibida, de no mediar un detalle que me llamó la atención: el suceso transcurre en lo que fue mi domicilio particular en Villa Dolores, hasta que mis padres decidieron emigrar a la capital cordobesa. El otro dato, de carácter simbólico, es que mi barrio (y mi ciudad) natal dejó de ser ese lugar que ahuyentaba los fantasmas de la inseguridad. En aquellos días, el Estado de Bienestar abrazaba a casi todos, la puerta de mi casa jamás tuvo un cerrojo. Hoy, los vecinos ya no se reúnen en la vereda a componer el mundo.
Algo le ocurrió a este bendito país. Ese algo tiene causa y efecto.

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