sábado, 5 de diciembre de 2009

Sin cinismos

Leyendo este interesante artículo, pensaba sobre la valentía. La de cientos de hombres y mujeres que enfrentan tanto prejuicio -religioso u ideológico- aún suelto, con posturas que no admiten discusión, apelando a un término difícil de precisar: "natural", para transparentar su rigidéz de espítiru imitando a los doctores de la ley en tiempos de Jesús que justificaban el apedrear a las prostitutas, o la misma Inquisición católica que condenó a la hoguera a todos los que vulneraban, supuestamente, el orden instituído de las cosas. Decía de estos valientes hoy vapuleados y marginados sólo por mostrarse tal cual son, por exigir que sus derechos sean igualados al resto de los mortales. ¿Harán falta otros 500 años para pedir perdón como en el caso de Galileo Galilei?
Cuidado: también los discriminados suelen mostrar su costado frágil, con posiciones similares a sus verdugos. Se desprende de la misma nota que prologa mi columna.
También me considero un valiente al decirlo.

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