martes, 15 de diciembre de 2009

El orgullo de narrar

Como explicar la magia de sentarse frente a la computadora con una vaga idea en la cabeza y empezar a garabatear historias, crear los personajes, ponerles nombres y hacerlos rodar por la vida. Con la maravilla de que son ellos mismos, no uno, los que te dictan por donde ir y qué hacer.
Bueno, en eso estoy desde hace un tiempo: narrando cuentos de fútbol para después, al momento en que los jugadores, árbitros e hinchas lo crean oportuno, publicarlos.
Che, avisen si hay algún editor que le interese (o que existan concursos), ya llevo escrito unos 18. Ni el Negro Fontanarrosa ni el Gordo Soriano. Soy yo, con mis teclas a cuestas.

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