jueves, 18 de diciembre de 2008
Placer
En un país donde cuesta tanto hacer justicia contra funcionarios (o ex) que, con sus políticas, arrasaron con la dignidad de miles de personas y beneficiaron a los grandes dueños del capital transfiriendo sus abultadas deudas a todos nosotros (1982) o advirtiendo la llegada del corralito bancario (2001), entre otras iniquidades, me resulta de una alegría sin límites conocer el padecimiento que sufren ciertos personajes como Domingo Cavallo. Esto de que se junte un grupo de gente para abuchearlo y que, además, sirva para provocar su histeria, es un acto de merecido placer para el alma de tantas víctimas suyas.
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