jueves, 4 de diciembre de 2008

¿Dolor ajeno o propio?

Cada vez que descubro nuevos datos que hablan del deterioro socioeconómico en Argentina y en el mundo, me cuestiono si realmente algo nos hace sentir, si nos mueve alguna reflexión seria, o si nuestro corazón late más que de costumbre. Informaciones como éstas o, por ejemplo, el aumento de la desocupación real en España conocida esta semana trascienden los números fríos e insensibles de la economía. Pregunto: ¿Qué carajos hacemos con eso? ¿Lo leemos y lo tiramos? ¿Aumenta nuestras tribulaciones o vertimos lágrimas de cocodrilo?
Yo lo único que deseo de alma es que sintamos ese dolor como propio y que exijamos, en este caso, al Estado argentino que gobierna en nombre del centroizquierda, que priorice la dignidad de miles de seres de carne y hueso. Es hora, luego de cinco años de kirchnerismo.

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