¿Seguridad para quiénes?

A propósito del entuerto Gobierno-Papel Prensa-Medios y la ausencia de empresarios en el informe presidencial, surgió un tema que, en mi caso, me tiene recontraharto: la famosa seguridad jurídica. Ese eufemismo que posee la clase empresarial para justificar sus políticas de maximizar ganancias (¡recórcholis, me brotó una definición marxista!), sin importarles un bledo el bienestar del resto de los mortales, especialmente la pauperización económica del sector obrero.
Por si tienen poca memoria, les cuento que el sector financiero o dirigente se apropió, en los últimos 35 años, de buena parte de la renta nacional expoliada por el Estado de Bienestar del primer peronismo. Para eso, por si continúan algo amnésicos, contaron con la estimable ayuda de la última dictadura militar y, ya en democracia, con la entrega del patrimonio nacional por el menemismo.
Cada vez, como en un juego de repeticiones, que algún movimiento político intenta socavar sus mezquinos intereses de clase (¡atizas, otra categoría marxista!), recurren a la excusa de que no existen garantías para invertir.
No nos dejemos engañar más, mis queridos blogistas. Les pido que, de ahora en más, cada vez que suene en sus tiernos oídos esa melodía de la seguridad jurídica, piensen en sus hijos o nietos.
Pueda ser que tal vez ellos, lleguen a vivir un país más justo y equitativo.