

¡Madre mía, qué bello!
Sólo sintiendo la fiebre de ser hincha, se puede explicar la oposición artística de este par de fotos.
Como ese cuento del Negro Fontanarrosa que retrata tan bien los atributos estéticos del juego que realiza un tipo al costado de la cancha hasta que, claro está, vomita su puteada por un penal en contra de su equipo.
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