jueves, 15 de abril de 2010

Microrrelato

-¡Ahora o nunca!- gritó la mujer, mientras sus pies rozaban el borde de la vereda.
Pero tampoco esta vez pudo ser.
La ciudad era un caos.
Un mercado de personas y de coches deambulaba por el centro, en horas del mediodía. Como cientos de hormigas tropezándose.
-Ya cambia nuevamente. Estemos atentas- añadió, asida del brazo de una de sus hermanas.
Las bocinas y el murmullo les impedía escucharse con nitidéz.
No le quedó más remedio que gritar:
-¡Vamos, crucemos rápido!
Al momento de intentarlo, los vehículos se adueñaron del asfalto.
-Va a resultar imposible. Me acabo de dar cuenta.
El semáforo de una de las arterias principales de El Cairo, dibujaba en su visor la figura de un hombrecito corriendo apresurado.
Las tres hermanas, de visita por Egipto, decidieron rendirse.

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