jueves, 25 de marzo de 2010

¿Hasta cuándo?

Voy a partir de una premisa: el celibato no es un dogma, es una disposición eclesial originada unos trece siglos después de la muerte de Jesús en los problemas de propiedad con sacerdotes casados cuyos hijos reclamaban todos los haberes de sus padres al morir éstos, lo que incluía la parroquia.
Es hora ya de que el alcance de esta absurda reglamentación (insisto: no se trata de una verdad revelada) se empiece a discutir en serio en el mismo seno de la Iglesia Católica. Por ejemplo, darle a los curas la libertad de decidir voluntariamente. De lo contrario, los creyentes tendremos que seguir soportando estos escándalos que se multiplican día a día.
Una dolorosa y vergonzosa realidad que la institución más antigua del mundo se obstina en seguir ocultando.

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