martes, 23 de febrero de 2010

Otra vez sopa

Esto es así de fácil: viene una empresa privada, gana una concesión y se instala en algún lugar de la Provincia prometiendo trabajo e inversión. Córdoba le ofrece todas las garantías de que será muy rentable, exigiéndole, a cambio, que cumpla con lo firmado en el contrato. Pasa el tiempo: la empresa se llena de plata, llora por un aumento en la tarifa, no hace las obras que el Estado debe controlar y, vencido el plazo, se va reclamando indemnización con la amenaza de hacernos un juicio. Finalmente, el gobierno accede a la demanda y todos los cordobeses, que hemos sostenido sus utilidades de nuestro bolsillo, debemos pagarle aún más en concepto de no sé que carajos.
La misma y terrible historia de siempre: vivos privados que ganan millones sin invertir con el guiño cómplice de los gobiernos.
Si me creen paranoico, lean lo siguiente.

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