viernes, 13 de noviembre de 2009

Viva la bulla


Otra vez la discusión sobre lo mismo.De nuevo soportar las mismas caras, de personajes a los que no les importa un bledo quienes (aunque en verdad, sí) y porqué protestan, sólo defienden sus privilegios de clase, alejados de las penurias de miles de personas que gritan y cortan calles como una democrática forma de hacerse escuchar. En un país con tanta bulla encima, donde nadie escucha a nadie, donde se ejerce la prepotencia, sea del Estado que gobierna, de la oposición que confunde o de estas señoras y señores que, por caso, durante la incautación de sus ahorros cavallistas o del alzamiento de un sector del campo, legitimaban las protestas y les importaba un carajo si la gente podía o no transitar, también me dan muchísimas ganas de protestar y de no callarme la boca, de insistir con que hay enormes intereses en juego para hacer creer que sufrimos la libanización a causa de la inseguridad; que los medios, en una orgía de irresponsabilidad, potencian estas voces apocalípticas, justamente con ese fin. Mientras, los que verdaderamente sufren exclusiones, son vapuleados de la manera mas vil. Yo me pregunto: si el gobierno no les da soluciones, si la oposición no tiene una alternativa y el resto del mundo mira para otro lado, ¿a quién diablos pueden recurrir? Como si esto fuera poco, los sindicalistas-empresarios-dinosaurios, los famosos "Gordos" de la CGT, están siendo desbordados por agrupaciones contrarias a sus intereses. ¿Qué nos queda, entonces? Bulla, mucho grito, mucho enojo. Y en democracia, es muy bueno que así sea. Sólo que debemos ser inteligentes para saber de dónde vienen.

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