miércoles, 23 de septiembre de 2009

Osvaldo Soriano

Mi hija Agustina diría que tiene cara de tierno. Y si a la ternura le agregamos un enorme talento narrativo para describir cómo somos los argentinos, que fue un tipo vapuleado por los iluminados académicos de la facultad de Filosofía y Letras de la UBA, que su inmensa capacidad para retratar al peronismo en los años '70 (Su novela "No habrá más penas ni olvidos" es una joyita) fue tildada de reduccionista y que, por si fuera poco, nos regaló sus hermosos cuentos sobre fútbol (aquél recordado "El penal mas largo del mundo"), me pone muy triste de que ya no esté entre nosotros.
Regresé al Gordo luego de ver el documental "Soriano", de Eduardo Montes Bradley, y me trajo hermosos recuerdos. A veces, me asemejo mucho a él en la manera de concebir el destino de la Argentina: una inmensa ruta que no se sabe a dónde nos conduce.

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