
Todos los títulos reflejados en la tapa del libro son un esfuerzo titánico de un periodista-escritor brillante, de altura, que para males de los gobiernos de turno (en este caso, del kirchnerismo), jamás se dejó cooptar como intelectual orgánico - según una de las categorías gramscianas-.
Dele nomás, junte unos mangos y súmese al esfuerzo de Caparrós. Le aseguro que seguirá sin entender ni jota como somos, pero juro que sus nietos sentirán orgullo por su intento.
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