miércoles, 2 de marzo de 2011

Pasto a las fieras

Era lindo, che. Una ideología común, evitando sobresaltos en discusiones estériles, sin esa estúpida necesidad de ensayar otros puntos de vista, la utopía de haber formado un bloque igualitario. En fin: un mundo idílico donde el otro, tu prójimo, piensa exactamente igual que vos. Donde tus adversarios son cosa del pasado.
Desperté muy preocupado. Mientras sudaba y mi cuerpo se estremecía por un mal sueño, agradecí vivir en un país heterogéneo, plural y sin sectarismos. Pensando que nefasto, aburrido y peligroso sería enterarme de algo así.

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