viernes, 29 de mayo de 2009

Miguel

Le dí un beso en su frente aún tibia. Ahora que recuerdo, jamás lo he besado ahí, en ese preciso lugar. Será que esta vez él dormía plácido, casi con una mueca de sonrisa cómplice, lo que me permitió demostrar mi último adiós, mi inmenso amor y agradecimiento hacia una persona muy bella que bastante tuvo que ver en mi vida. Estoy seguro que, sin darme cuenta, me devolvió el saludo. A su modo, con un halo de ternura y sencillez que fueron la marca en su corta vida.
Chau Miguelito, ahora sí descansá en paz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo también le besé la frente. El miguelito es un hermoso. Como dijiste vos, bochi, debe estar chocho ahora con su hermano Gus.
Besos.
Alejo.