miércoles, 25 de febrero de 2009

Surrealismo cordobés

A un gran amigo dolorense se le ocurrió reclamar por el mal pago en su antiguedad de docente provincial. Con el tiempo su inconsciente, harto de insistirle que tuviera paciencia, le sugirió, para resguardar su salud mental, que olvidara el asunto. Fernando, todo un obediente, se emborrachó de amnesia acreedora apostando a que el Estado le diera la nueva buena. El milagro ocurrió diez largos años después. Una carta membretada del Ministerio de Educación le informó que por fin cobrará su legítima deuda pero a valores...históricos. Casi en simultáneo, como broche de oro, le llegó una intimación a devolver supuestas horas cobradas de más. Epílogo: mi amigo, aterrado por su mal comienzo de año y con sus venas a punto de estallar, ni siquiera sacó cuentas. El surrealismo argentino le dictaminó que deberá devolver dinero mal habido (a valores actuales) dada su incorregible manera de creer que a las injusticias hay que ponerles el pecho cuando, en realidad, terminó colocando eso que tenemos atrás justo debajo de la cintura...

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