sábado, 3 de enero de 2009

Verano

Estoy de vacaciones. Mi espíritu, que pedía a gritos una tregua, reposa ahora su merecido descanso veraniego. Entonces, para respetar este contrato que uno contrae sin derecho a vulnerarlo y como prueba de mis respetos hacia él, asistí anoche a un pub de la localidad serrana de Las Tapias en compañía de mi esposa Beatriz, mi sobrino Pablo, y Fernando, un amigo de siempre. Mi alma, consultada del plan nocturno, aprobó con gesto de satisfacción.
Fue un encuentro de amigos, esas ocasiones propicias para sentir el beso y el abrazo de todos los afectos que dejamos en suspenso por el trajinar del año. Tranquilos, plenos, nos sentamos, fernet con Coca mediante, a disfrutar de las hermosas melodías folklóricas del Trío Encuentro. En general sonaron parejitas las voces de Danielito Amaya, Huguito González y Chus Amman, con dos guitarras de primerísimo nivel. Mi corazón lucía orgulloso, sabedor de mis debilidades por todo lo que se aproxime al canto vocal. Pablito, abstraído en el maremoto de una noche jamás pensada, hacía esfuerzos por integrarse mostrando una sonrisa blanquesina (¿algo forzada o quizás de acomodamiento?) Lo cierto es que ahí estaba, valiente él, sumándose a los gustos y delicias de su tío. Después vino el baile, un despliegue cómplice de caderas y movimientos rítmicos que me sedujeron hasta la pista. Recordé entonces mis años adolescentes, cuando la vida aún tenía manías volcánicas, de no parar nunca.
Regresamos bien de madrugada, felices, exhaustos, sonnolientos. Todos. Beatriz, Pablo, Fernando, yo y... mi espíritu.

1 comentario:

Garabatos dijo...

quisiera haber estado ahí. Qué lindo momento.

Besos.
alejo.