lunes, 4 de abril de 2011

Las cosas por su nombre

Con el tiempo, pude sacarme de encima esa atadura que nos inmoviliza, ya sea por cobardía, prejuicios o quizás por formar parte de nuestra propia estructura psíquica. Me refiero a lo que llamamos eufemismo: es decir, dar un montón de rodeos para no poder decir las cosas por su nombre. Justamente, para ir al grano, quiero manifestar con todas las letras que lo ocurrido ayer (y el domingo pasado en Buenos Aires) se llama, sin eufemismos, coartar la libertad de prensa. O sea, impedir que la gente tenga libre acceso a la información. Y que constituye el verdadero sentido de lo que llamamos libertad de expresión: un derecho al que ninguna causa -por más justa que sea- puede restringuir.
¿Se imaginan la reacción de los autobautizados campo nacional-popular si este atropello hubiese ocurrido en tiempos del innombrable presidente riojano?

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